Este estilo se caracteriza por la falta de importancia del color (los cuadros son casi monocromos) y por la simplificación de las figuras, siendo a veces irreconocibles, las formas aparecen compactas y densas.
Durante este tiempo, el cubismo se acerca a la abstracción. Algunas letras del alfabeto se introdujeron en los cuadros, también para servir como pistas. Braque introdujo estas pistas con objetos de la vida cotidiana fácilmente identificables, como una botella de ron o un periódico.
Es el cubismo más puro y el de más difícil comprensión. Es la auténtica la estética cubista, la creadora del nuevo lenguaje.